Friday, 7 May 2010

Está todo dicho


Después de casi diez años, seguimos sin hablarnos. Aunque suene increíble, nadie parece darse cuenta, quizás porque ambos participamos alegremente en las conversaciones con amigos y familia. Las cuestiones prácticas las resolvemos dejándonos notas encima de la mesa: compra pan, mañana a las seis viene el fontanero, recuerda que el viernes tenemos cena en casa de Julita. Si callamos, no es por enfado o porque nos odiemos. Somos muy felices así, y disfrutamos de nuestra compañía en silencio. Lo que pasa es que no sabemos qué decirnos, después de haber confesado en voz alta que nos queremos.