Friday 20 August 2010

La sospecha del ventrílocuo

Ya siempre se emborracha antes de subir al escenario. Sólo así es capaz de soportar la humillación de cada noche, en cualquiera de los cabarets tristes de la ciudad. Pero, no importa cuánto haya bebido, y cada día es más, al muñeco nunca le tiembla la voz al relatar las miserias, los deseos y los miedos más vergonzantes del ventrílocuo. El público, por lo general entretenido en otros menesteres, va ganando interés y acaba riéndose cuando el muñeco revela la disparatada sospecha del ventrílocuo de que él, que tiene el rostro de cartón piedra, esté animado de vida propia. Es la broma final, que desata carcajadas ebrias y aplausos destemplados. El ventrílocuo mira el extremo de su brazo y duda, porque sabe que no es piedad lo que muestra el muñeco cuando se pliega dócilmente para que lo devuelva a la caja.

8 comments:

  1. Aquí tenemos un micro monumental, Nacho. Redondo, bien escrito, con muchas cositas dentro que se mueven y sugieren. Me gustó mucho y voy a promoverlo todo lo que pueda.
    Un admirado abrazo,
    PABLO GONZ

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  2. Me ha encantado, Nacho. Como dice Pablo da muchísimo de sí, para leerlo y releerlo.
    Un saludo y enhorabuena.

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  3. me recordó un episodio de "Alfred Hichcock presenta"

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  4. Yo también aplaudo la elegancia de ese final tan intrigante y lleno de una ironía amarga. Pablo me ha conducido hasta tus dominios y se lo agradezco. Ahora ya conozco el camino y sabré venir más a menudo. Es evidente que vale la pena.

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  5. También llego a través de Pablo, ufff, qué miedo, el terror psicológico es el que peor llevo.
    Muy bien, me parece que el bicho ese no se pliega tan "dócilmente", seguro que aún le da tiempo a retorcerle un poco la muñeca.
    Saludos

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  6. Hola, Nacho. También me ha gustado mucho, adoro los ventrilogos. Me recuerda una película que vi llamada Magic, con Anthony Hopkins.
    Un gusto leerte, y ya te enlazo y sigo.

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  7. Maravilloso y terrible. Qué alegría encontrarte en plena forma, Nacho. Un abrazo colosal

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  8. Magnífico. De acuerdo en que tiene corte Hitchcockiano, buenísimo el contraste de sobriedad del muñeco con el alcoholismo del ventrilócuo.

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